lunes, 11 de abril de 2011

Phra Phum

Avance del artículo

http://www.yucatan.com.mx/20110411/nota-7/103742-desde-bangkok-en-contacto-con-espiritus.htm

 Algo distintivo es Tailandia son las casas de los espíritus. Lejos de asustar al extranjero, son motivo de interés y hasta del folklore local. Se encuentran en casi la totalidad de los edificios y casas y llegan a verse incluso en lotes baldíos, pues lo espíritus deben tener donde vivir.


Ofrenda diaria a los Phra Phum, incluye comida, flores y bebida
Los Phra Phum como se les conoce a las ánimas en Tailandia son respetadas también y debe cuidárseles. Para evitar que se alojen en los edificios o casas-habitación, los thais les construyen en el patio unas pequeñas casas para que ahí vivan y lejos de causar problemas a los humanos les protejan y ayuden en los negocios.

Las casas de los espíritus tienen diversos estilos arquitecónicos y se pueden encontrar desde aquellas tipicas casitas tailandesas con los remates de los techos en punta, hechas de madera o mas suntuosas, de mampostería, normalmente de color blanco y con dorado, como la de esta foto.  Todo depende de las posibilidades economicas del propietario de la edificiación y su ubicación, ya sea en la ciudad o en el campo.

Los tamaños de las casitas varian y algunas tienen efigies de Buda y otros símbolos budistas, pero originalmente no derivan de esta religión.

Artículo/Article

Phra Phum, los espíritus  Publicada:  11 abril 2011 

Jorge Luis Hidalgo Castellanos

Parecen templos budistas en miniatura, casitas tailandesas de muñecas o para pájaros, como las que suele haber en los jardines para alimentarlos y atraerlos. Y en efecto, sirven para estos dos propósitos pero dedicados a seres intangibles y omnipresentes: los espíritus (Phra Phum).

Las casas de los espíritus llaman la atención de los extranjeros que visitan Tailandia porque se evidencian tan pronto se pone un pie en la calle, sea en la zona turística y hotelera, el distrito financiero y diplomático o en las áreas residenciales de las ciudades y pueblos, incluyendo la capital. Se les ve enfrente, atrás o a un costado de las casas-habitación, hoteles, bancos, torres ejecutivas, hospitales o escuelas, dependiendo de la ubicación del Sol. 

Son pequeñas réplicas de viviendas estilo tailandés tradicional o moderno o palacetes y templos fabricadas en madera, cemento, metal o mármol sobre un pedestal y ubicadas en el jardín, patio o en otras áreas comunes del terreno de la edificación principal, con un requisito imprescindible: no debe darles la sombra del cuerpo de construcción mayor que les pertenece.

Casa de los espíritus en la zona de Asoke, en Bangkok
Algunas están dotadas de una instalación eléctrica que permite iluminarlas y apreciarlas en la noche, incluso algunas tienen luces multicolores, cambiantes y parpadeantes que las hacen destacar. Las hay vacías o con poca decoración interior, pero también habitadas con figurillas hechas de diversos materiales que representan al espíritu mayor encargado de cuidar la propiedad y gente que le rodea, incluyendo famila y sirvientes. Además, suele colocarse animales, sobre todo perros, elefantes, caballos y sorprendentemente cebras, jirafas y tigres. 

Se dice —y parece que con razón— que toda casa o construción tailandesa debe contar con su respectiva casa de los espíritus que aloje en sus aposentos a esas inmateriales fuerzas para que no deambulen por el edificio principal causando problemas o complicaciones a sus residentes. Para lograr que tales ánimas vivan en sus propias casas se les dota de comodidades y en particular de alimentos y bebidas. Por ello todas las mañanas a primera hora los thais, sean los porteros de los edificios, sus inquilinos o empleados y burócratas que ahí laboran, realizan breves ceremonias frente a las casas de los espíritus en las que oran y ofrecen velas, veladoras, incienso y comida, desde fruta fresca hasta guisados tradicionales y carne, sobre todo de cerdo, llegando a verse platos de carnitas o cabezas porcinas cocidas sobre bandejas rodeadas de flores variopintas y coloridas, en particular amarillas, similares a las mexicanas de cempasúchil.

Agua fresca,  de coco, limonada o refrescos de color rojo son también muy comunes ofrendas para dar confort a los espíritus, quienes resienten como cualquiera el tórrido clima tailandés y requieren calmar la sed con agradables bebidas.
Phra Phum en el barrio de Sukhumvit

Las casas de los espíritus son parte de una costumbre ampliamente difundida en este país de mayoría budista, si bien es cierto que no es un rito perteneciente a esta religión sino una antigua tradición que se habría sincretizado con el budismo en algún momento de la ancestral historia tailandesa. 

La instalación de las casitas se hace antes de iniciar la construcción de un nuevo edificio y muchos proyectos arquitectónicos lo prevén para no romper con el estilo general. Por otra parte, de ampliarse el edificio principal o hacerle modificaciones o remodelaciones lo mismo debe ocurrir con la pequeña casa y, en caso de desmantelarla, existen rituales para evitar que su material simplemente se tire o deseche y lo normal sería dejarlo junto a un banyán (Ficus benghalensis), árbol gigantesco con raíces externas, sagrado en el budismo e hinduismo, o en alguna esquina de los innumerables templos existentes.  


Las casas de los espíritus de Tailandia pueden ser vistas por lo extranjeros como una manifestación de las creencias supersticiosas e inverosímiles domésticas, sin embargo es innegable su presencia y respeto en la cultura local.

En Tailandia hay espíritus que guardan las casas (Phra Chaimongkhon), los portales, portones y escaleras (Phra Nakhonrat); los corrales, cuadras y chiqueros (Phra Khan Thoraphon), los campos y cultivos (Phra Thamahora), los huertos y jardines (Phra Than Thirat), las granjas (Phra Chaimongkut) y los templos, capillas y monasterios (Phra That Tara), y por extensión las oficinas, supermercados y otros lugares urbanos. De ser superstición sería algo, toda proporción guardada, similar a la muy mexicana expresión: “No existen las brujas, pero de que las hay, las hay”.H



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Texto & Fotos: Hidalgo

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