lunes, 6 de junio de 2011

De las frutas, la reina


Mangostán fresco de Tailandia
Es una fruta única, de sabor delicado, ligeramente agridulce -más dulce que agrio-. Su forma es de un diseño natural tan delicioso como su pulpa, del tamaño un poco menor que el de una bola de tenis, dura al tacto, como si fuera una jícara, pero a la vez suave si se le corta o estruja, como si fuera hecha de carton ligeramente humedecido, que le da la protección necesaria a la Fruta Reina, como se le conoce por estos lares.

Por si fuera poco, tiene tantas propiedades que es una pena no consumirla diariamente.
 
In Thailand it is called the "Queen Fruit", because of its unique and delicate flavor: sweet and sour, with soft and white flesh. Its shape is rounded, a small tennis ball-size but hard as plastic for the protection of the pulp, and at the same time soft enough as it was made of slightly wet cardboard for easily opening it and taste it.

Besides all that, Mangosteen has a lot of medical properties that help you to be healthy and active. It is a pity not to have the opportunity to eat at least one piece a day of the "Queen Fruit". 


Artículo/Article©

Cuando en las calles de Bangkok se escucha la palabra “Phonlamai”, a grito abierto o por los altoparlantes de una camioneta, la gente sabe que es el pregón de los vendedores de fruta, que por pieza o por peso ofrecen una extensa variedad de frutas tropicales, de las que en Norteamérica y sobre todo en Europa son muy apreciadas, entre ellas el Mangostán.
Bello fruto de sabor delicado

En tailandés a esta fruto se le llama “Manjut” y tiene un delicado sabor con notas agridulces en su blanca y suave pulpa de forma pentagonal arredondeada en la que cada lado semeja el pétalo de una flor contrastando con el color púrpura-ocre de su cáscara, menos oscuro que la de la berenjena y de la familia de las gutíferas, árboles que excretan goma o resina. Tiene el tamaño de una mandarina y su corteza tiene una consistencia algo parecida a la granada. En Tailandia al Mangosteen, como es conocido en inglés, se le ha bautizado popularmente como la Reina de las frutas porque el pedúnculo (tallo) del fruto tiene una forma similar a la tiara de la soberana; además, si existe un Rey de las frutas como no tendría que haber una Reina, cuestión de equilibrio en el género.

El mangostán (Garcinia mangostana) también llamado mangostín, mangostino, jobo de la India y mangosto –y que no tiene relación alguna con el mango- es originario del sureste asiático, en específico del archipiélago indonesio y de la península malaya cultivándose actualmente también en Camboya, Filipinas, Myanmar, Tailandia, Vietnam, y en menor medida en Australia y Brasil. Su consumo, sin embargo, se extiende a otros continentes y países como una fruta tropical, exótica, de forma y sabor que atraen. Se cuenta que este fruto, descrito en 1753 en la obra “Species Plantarum” de Carlos Linneo, era tan apreciado por la Reina Victoria de Inglaterra que ofrecía recompensas a quien le llevara mangostán.

En cuanto a sus beneficios, el mangostán cuenta con altas propiedades digestivas y de protección intestinal, además de reforzar el sistema inmunológico y la función de las articulaciones y cartílagos; en el sureste asiático es común preparar una infusión con las cáscaras del mangostán debido a sus efectos antibacterianos. Asimismo, se dice que es útil para eliminar algunos tipos de virus y puede ayudar a combatir el cáncer. Algunos estudios sugieren que coadyuva a suplir la pérdida de potasio en quienes toman diuréticos y facilita la recuperación de las personas bulímicas o con alteraciones digestivas.  Su bajo contenido de sodio es adecuado para quienes sufren hipertensión arterial, por lo que en general es recomendable para gente de todas las edades. Por supuesto, al igual que muchos otros frutos asiáticos, ayuda a conservarse joven –por cierto, una característica en la población de por estos lares- y ello se debe a que parte del contenido del mangostán son los xanthones o xantonas, antioxidantes que se han aprovechado en productos de belleza y cuidados de la piel. Sin embargo, una precaución se debe tener con esta fruta: al pelarla o abrirla debe evitarse que el zumo de la cáscara toque la ropa o cualquier otro material ya que la mancha sería permanente.

Como toda reina en la historia de la humanidad, más si proviene de lejanas e todavía poco conocidas tierras (Saba, Egipto o el Pacífico) el mangostán produce curiosidad y deseo de conocer su voluptuosidad, exotismo y dulzura, pero no está al alcance de todos y se cotiza muy bien, por lo que quienes estando lejos de Asia quieren, aunque sea una vez en su vida, apreciarla y tener un recuerdo de ella, de su color, dulce aroma y su suavidad, normalmente pagan un alto precio para lograrlo. La fruta reina como producto fresco, servido de postre en restaurantes gourmet neoyorquinos alcanza un valor de hasta 50 dólares por libra. Finalmente hay que recordar que es, como el Dorian, una fruta real; con la ventaja y a diferencia de aquel, que siendo representante del género femenino tiene un perfumado y delicado aroma.

Su embalaje natural protege la suave pulpa
Sus propiedades y sabor han hecho que el mangostán se comercialice, facilitando su exportación y transporte en una serie de productos industrializados que van desde jugos, tés, fruta deshidratada, cápsulas, pastillas, concentrados, cremas, ungüentos y series especiales de productos de belleza. Sin embargo, aquí hay que guardar prudencia y considerar que no todo lo que brilla es oro y varias cosas que se anuncian con su contenido no lo incluyen entre sus ingredientes. No obstante, este comercio internacional ha encontrado algunos obstáculos, como el aguacate mexicano, pues hasta 2007, EE UU prohibía la importación comercial del mangostán tailandés debido a una regla fitosanitaria para evitar la introducción de la mosca asiática de la fruta Tephritidae y, dado su potencial y perspectivas de negocio, probablemente favorecer al fruto cultivado en Puerto Rico desde donde si se podía llevar a otros lugares americanos.

La reina de las frutas no solamente hace agua la boca de los gourmets y sibaritas en el mundo sino que contribuye a que sus semejantes, las mujeres –de sangre azul o roja- se conserven sanas y bellas y sean todas una atractiva delicatesen.H
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