jueves, 26 de julio de 2012

Un gran parque


El parque Lumpiní, punto de reunión de los tailandeses

Publicada: Lunes, 16 de julio de 2012 3:00 am  |  Imagen  Diario de Yucatán

Jorge Luis Hidalgo Castellanos

Las grandes ciudades presentan contrastes que las hacen atractivas y a la vez las diferencian. Entre los rascacielos y otras estructuras de acero, cristal y concreto que caracterizan a las urbes existen afortunadamente los parques, de todo tipo y tamaño. En Bangkok también los hay y uno en particular es el Lumpiní, de los mayores parques dentro de la ciudad.

Toda proporción guardada, este parque tailandés es el equivalente al Central Park de Nueva York, al Flamengo de Río de Janeiro, a El Retiro de Madrid o al de Chapultepec en la ciudad de México. Con sus casi 58 hectáreas, el parque Lumpiní se extiende en la parte céntrica de Bangkok, teniendo a uno de sus costados el exclusivísimo y rancio Bangkok Royal Sports Club y en medio de las áreas financiera, diplomática y residencial de la capital, pero en sus inicios se ubicaba en las afueras de la ciudad, puesto que las márgenes del río Chao Phraya eran donde se encontraba la mayor parte de la población.
Fue establecido por orden real en 1920 en terrenos de la Corona donados ex professo. El parque sirve para solaz de los habitantes con sus miles de árboles, ciclovías y pista de 2 km y medio que aprovechan corredores y caminantes urbanos atravesando prados con flores durante el día, pero sobre todo en la tarde, después de que cae el sol. Hay juegos y áreas de recreación para los niños y para hacer ejercicio, además de un lago para pasear en botes de remos o impulsados con pedales. Una estatua, en su lado suroccidental, cerca del hotel Dusit Thani, honra al rey Rama VI, fundador del parque. Se puede ver desde las ventanas de los vagones del tren elevado, yendo o viniendo de las estaciones Saladeng o Radjanderi.
País budista al fin, la influencia de la religión no podía quedar fuera del parque, cuyo nombre refiere a Lumbini, el lugar del norte de la India donde el Gran Buda nació hace dos milenios y medio, y que ahora es parte de Nepal. Varias cosas hacen del parque Lumpiní un lugar único en el mundo, como la primera biblioteca pública de Bangkok, su salón de baile y su Jardín de Palmeras con un escenario, especie de concha acústica, que es sede de los conciertos al aire libre del Festival del Parque, con la sinfónica y otras orquestas nacionales e internacionales, realizado durante la época seca en la capital tailandesa. Es usual acudir en las tardes no sólo a sentarse en las butacas del anfiteatro a escuchar las bandas musicales sino que las familias hacen picnics, tendiendo petates o esteras –que pueden ser alquilados ahí mismo- sobre el césped donde cenan y beben mientras disfrutan de una sinfonía o pieza de jazz. Son las tarde-noches musicales del Lumpiní.
 Entre otras actividades, el Lumpiní acoge mucha gente, incluso muy mayores, tanto en la mañana como en las tardes que practican tai chi, yoga o simplemente meditación.  Se llena, al ponerse el sol, de cientos o millares de atletas y deportistas ocasionales que trotan en su pista alrededor del lago. Otros más hacen ejercicios aeróbicos en grupo, con música moderna y rítmica generalmente del Top-Ten europeo o norteamericano. Algunos juegan básquetbol, patinan o  patean una bola rara, sin aire, de plástico duro que originalmente era de varas naturales como las que se usan en las cestas, que hacen pasar sobre una red de volibol a la altura de los hombros. Es un tradicional, acrobático y difícil deporte local en el que no se usan las manos o brazos. Sobra decir que en este saludable pulmón urbano fumar está estrictamente prohibido, al igual que en todos los parques y sitios públicos en este país.
La fauna característica del parque se distingue por unos grandes lagartos, los varanos (Monitor Lizards) que abundan y llegan a medir casi 3 m y pesar casi 100 kilos. Una visita al Lumpiní puede ser una aventura cuando se descubre un varano nadando cerca o encaramado en el árbol bajo el que se está sentado.H

Copyright 2012.  Texto & Fotos:  Hidalgo

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