lunes, 27 de agosto de 2012

Grandeza y ejemplo



Desde Bangkok

Grandeza en un reino y en una república


Publicada: Lunes, 27 de agosto de 2012 3:00 am  |  Imagen  -  Diario de Yucatán
Jorge Luis Hidalgo Castellanos

1932, fue un año de importantes sucesos en el mundo, parte del cual se recuperaba de la peor crisis económica del siglo XX, la primera de varias.
En el reino de Siam una niña vio la luz el 12 de agosto y fue arropada en pañales de seda, nunca mejor dicho. Era una princesa.
En un pueblito del México profundo, el 25 del mismo mes, día de San Luis Rey, otra linda criatura, blanca y de pelo oscuro, llenaba de alegría a una familia de origen castellano, cuyos ancestros en el virreinato de la Nueva España y desde su primera generación se sintieron orgullosamente mexicanos. Era una republicana, como su padre y abuelos.
La princesita era hija de uno de los grandes del reino y nieta de príncipes. La tercera de cuatro hermanos de una familia que vivió también en el extranjero porque su padre fue diplomático. Estados Unidos, Inglaterra, Dinamarca y Francia fueron algunos países donde residió.
La mexicanita descendía de trabajadoras familias, campesinas y escribanas, de clase media. Era la quinta de seis hijos y huérfana a los cinco años de edad, cuando su madre dio a luz a su hermanito, quien también se fue al cielo antes de cumplir 15 meses, en aquella república del histórico año en que se nacionalizó el petróleo. Pasó a la potestad de su hermana mayor y su rico marido comerciante, quien la adoptó y quiso como a una hija. A partir de ahí, vivió en otro pueblo de las montañas y a los nueve la enviaron a un internado católico de la ciudad. Toda su vida la pasó en su país.
Con el tiempo, la princesa conoció al rey, también joven y estudiante en Europa. Se casaron en abril de 1950, una semana antes de su coronación y vivieron en Palacio.
La hermosa ciudadana, pulida en una de las mejores ciudades del país, se enamoró una Noche Buena de un apuesto estudiante de arquitectura, trabajador e independiente que al igual que ella había asistido al mejor baile del año en ese pueblo montañero del sur donde vacacionaban con sus familias. Ambos supieron desde entonces que estaban hechos el uno para el otro. Se unieron en 1954.
La reina tuvo hijos y dedicó parte de su vida a labores de promoción de la cultura nacional auspiciando actos folklóricos y tradicionales y de bellas artes que traspasan las fronteras del reino. Ha patrocinado en particular la cinematografía.
Mari ayudó a progresar el negocio de su esposo y educar no sólo a sus hijos sino a muchos otros muchachos, campesinos, indígenas y algunos con padres emigrados temporal e indocumentadamente al Norte. Chicos muy vulnerables. Trabajó como maestra difundiendo las artes y la cultura, aunque más dirigida al ballet, la zarzuela y el teatro, a pesar del entorno adverso del lugar donde residía. El cine también se convirtió en su pasión y lo apoyó para que la población pudiera ver las mejores producciones de México y del mundo, incluso en otros idiomas, dándoles acceso a otros ambientes. Sus dotes políticas, oratorias y literarias le dieron prestigio en la región, si bien no es famosa ni se han editado libros con su nombre. Su obra social destaca en una de las más pobres zonas del país, para evitar situaciones similares a lo que sucedió a su madre y hermano.
La soberana es talentosa y ha publicado memorias de los viajes reales al extranjero y composiciones que registran el acervo musical nacional. Su benevolencia, compromiso y actitud hacia sus súbditos han coadyuvado a que la institución real sea respetada. Soberanos solidarios que ha tejido a lo largo de los años una red de proyectos de desarrollo social financiados por la Casa del Rey que han mejorado la salud en general y disminuido la tasa de mortandad de las mujeres e infantes, por ejemplo.
Ambas damas, en el reino tailandés y la república mexicana, han contribuido desde el trono respecto de sus súbditos y desde la tribuna y el aula hacia sus conciudadanos, a mejorar el nivel de vida de la población. Las dos han realizado labores altruistas y de beneficencia, promoviendo los principios de comprensión, entendimiento y tolerancia que permiten una convivencia social armoniosa.
Las dos cumplen 80 años de edad en agosto de 2012 y tiene el amor de su familia, y el cariño de amigos y de la población. A diferentes niveles, en diversas circunstancias y con miles de km de distancia, sus vidas han tenido el mismo objetivo: mejorar la vida de la gente. Son mujeres de verdad y un ejemplo de vida. Han realizado lo que no estaban obligadas a hacer y eso las hace regidoras de sus destinos. Reinas, de linaje, de actitud y por derecho propio, incluso si formalmente se les quisiera negar el título. !Feliz cumpleaños!H

Copyright 2012.  Texto & Fotos: Hidalgo

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